Precaución: nuevos formatos en construcción

 

Un código de difícil desciframiento, un sitio web de dudosa procedencia y una misteriosa cuenta regresiva eran las principales piezas del rompecabezas. A principios del décimo mes del pasado año, los rumores de que ocurriría un giro de 360 grados dentro de la industria musical dieron inicio: el 10 de octubre de 2007, Radiohead lanzaría su esperado disco In Rainbows en formato digital y el escucha sería quien determinaría el precio del mismo. Thom Yorke, los hermanos Greenwood, Ed O’Brien y Phil Selway habían logrado despistar tanto a los medios de comunicación, como a sus fans, para evitar una posible fuga del nuevo material. Con ello y gracias al término de su contrato con EMI-Parlophone, el grupo británico añadió tabiques a la construcción de nuevos modelos de negocio y comercialización musical, los cuales proponen la reducción de la cadena de distribución.

El movimiento de Radiohead despertó intrigas sobre el futuro de la industria. El cambio tecnológico y específicamente la revolución que trajo consigo el Internet han hecho que la producción y distribución discográfica se enfrenten a transformaciones substanciales. Los viejos modelos de negocio tenían como eje central a las casas discográficas que se encargaban de toda la cadena de distribución, desde el artista hasta el consumidor, a través de amplias y costosas campañas de publicidad y mercadotecnia. Ahora, esta cadena se ha reducido, poniendo en peligro las ganancias de las majors y nos ha regresado a las épocas en las que no existía una industria como tal. Los artistas se han dado cuenta de que no necesitan de intermediarios que distribuyan su disco y han decidido buscar nuevos modelos tanto de distribución como de negocio para sus producciones a partir de los medios electrónicos.

Los músicos de hoy en día no esperan más a que una disquera les firme un contrato. En la actualidad, gracias a las nuevas tecnologías, es posible la producción de música desde cualquier sitio y la distribución de la misma con tan sólo unos clicks. Demian Gálvez, guitarrista del grupo de jazz, Los Dorados, habla acerca de ello. “…Cada vez hay más músicos, artistas, creando esa escena que cada vez se solidifica más y que cada vez tiene más fuerza. El hecho de que te puedas brincar una disquera ahorita y hacer tu onda creo que no se había visto hasta hace algunos años.” Tanto los compositores, intérpretes y artistas como su público han tomado el mando de la industria musical y han dejado a un lado a los grandes conglomerados que por muchos años obtuvieron ingresos a partir de sus creaciones sonoras.

 

La demolición de la industria discográfica

Prince, Madonna, Nine Inch Nails y The Offspring, son sólo algunos de los que se han sumado a la lista de grandes artistas que han hecho a un lado a las discográficas que antes los cobijaron para buscar nuevos modelos que les permitan tener un contacto más directo con el escucha. Aquello que detonó la bomba fue el declive en la venta de discos, gracias a la posibilidad de adquirirlos a través del Internet de manera gratuita o  a un menor costo, a la piratería y a los elevados precios del material físico.  

De acuerdo al reporte anual de la Asociación Mexicana de Productores de Fonogramas y Videogramas (AMPROFON), al cierre del 2007 las ventas de discos en México cayeron en un 21.1% con respecto al año anterior. De esta forma se comercializaron únicamente  40 millones de unidades. No obstante, este fenómeno se ha hecho presente desde el año 2000 al presenciarse un descenso constante hasta lograr un impacto negativo de más del 40%. Desde el cambio de milenio, tan sólo 4 álbumes han logrado vender más de 500 mil copias y en el 2007, ningún álbum pudo consolidarlo. De la misma forma, mientras que en décadas anteriores los 10 primero álbumes en conjunción lograban reunir más de 10 millones de copias vendidas, el pasado año apenas lograron 1.9 millones. Y las cifras no paran ahí. Se calcula que en la década de los ’90, alrededor de 200 discos eran distinguidos anualmente como Discos de Oro, Platino o Diamante por el total de ventas, sin embargo, hoy en día la cantidad se ha reducido a 130 discos aproximadamente.

Óscar Adad, locutor de Ibero 90.9 Radio, explica lo que sucedió: “Lo que ha hecho la industria de la música con los formatos tradicionales es que alejó al escucha del artista. Esto quiere decir que hizo muy caros los discos, es decir, al artista lo hizo inalcanzable… se hacía al artista un rockstar, entonces ahora que hay maneras para obtener la música más barata o gratis, la gente obviamente ya no quiere pagar, porque la misma industria hizo que el disco fuera muy caro y así se puso la soga al cuello”. Al haber un declive en la venta de los discos de manera tradicional, los artistas han decidido ser ellos mismos los encargados de distribuir su música a través de nuevos medios, de la mano con el crecimiento del comercio por Internet. Esto les permite ser los más beneficiados por sus producciones musicales. Las disqueras están siendo acorraladas, por lo que hay quien se cuestiona si esto pudiera desembocar en la desaparición de las mismas.

Sin embargo, éstas no perciben ingresos únicamente por la venta de discos, ya que también perciben ganancias a través del merchandising y la música licenciada, entre otros. Olej Serrano, colaborador en No Problem, marca del merchandising oficial, da su opinión: “Creo que hoy en día al colaborar con una disquera, intervienen ya muchísimas cosas, como es el merch [merchandising], como es el Management. Creo que ahora las disqueras independientes están trabajando muy bien por su parte, distribuyendo el disco de diferente forma y creo que evitando así un poco lo que es la piratería.” La venta de parafernalia, los conciertos y las estrategias de relaciones públicas son algunas de las maneras en  que las discográficas buscan diversificarse y tratar de obtener la atención del consumidor, para que de esta forma el negocio siga siendo redituable. La búsqueda por ser indispensables y no desaparecer sigue en pie.

 

Al respecto comenta José Miguel Salinas, integrante del grupo Da Punto Beat y quien realiza una investigación sobre nuevos modelos de distribución en la industria musical: “Yo creo que lo que tienen que hacer las discográficas es tener una disposición al cambio y tener una habilidad muy grande para adaptarse a las necesidades de los nuevos mercados. Pero sí, sin duda yo creo que éste [el acortamiento en la cadena de distribución] es uno de los síntomas por el cual la industria está padeciendo de estas nuevas condiciones, a través de las cuales, nosotros estamos como consumidores integrándonos a esta nueva forma de socialización de los nuevos productos musicales”.  De  esta forma, la destreza de la industria discográfica estará en adaptarse a los nuevos modelos de negocio. La vieja forma de vender los materiales está fuera del juego. Las compañías transnacionales han dejado de tener el poder del negocio dentro del mundo de la música.

 

¿Pequeños o grandes arquitectos de la música?

Renunciar a formar parte de una disquera puede sonar radical y asustar a unos cuantos tradicionalistas. Es inevitable que tal negación por compartir los derechos conlleve a que el músico se exponga a ciertos riesgos. La razón es que de cierta forma, las disqueras, al contar con las herramientas que se requieren para una producción musical y tener experiencia previa, poseen una ventaja sobre aquellos músicos que apenas comienzan su carrera musical.

Es por ello que una de las principales cuestiones es si artistas de menor proyección se pueden dar el lujo de hacer a un lado a sus disqueras y eliminarlas en el proceso de distribución. Peter Fader y Don Huesman, profesores de la escuela de negocios Wharton de la Universidad de Pennsylvania, creen que lo que hizo Radiohead es más bien un experimento con impacto artístico que un modelo de negocios. La razón principal es que, al tratarse de un grupo reconocido por el Grammy, éstos se pueden dar el lujo de no recurrir a contratos discográficos, por lo que su principal preocupación está en los músicos de menor proyección que Radiohead, Prince o Madonna.

Para algunos, la implementación de la reducción en la cadena de distribución es sólo una actividad que pueden realizar los artistas que se han forjado un renombre a nivel internacional, es decir, privilegio de unos cuantos. Sin embargo, hay quienes opinan que el perfecto círculo para experimentar con los nuevos formatos musicales es la escena independiente y los artistas que apenas están forjando su carrera musical. “Ese es el escenario ideal para los nuevos productores que están haciendo cosas desde abajo, porque tanto Prince como Radiohead, se hicieron en el antiguo orden y ahora estamos en un nuevo orden, ahora estamos bajo unas nuevas reglas… justamente es este nuevo orden el que favorece a los pequeños productores, a los artistas independientes, a los nuevos talentos que están desarrollando nuevas ideas y este es un escenario bastante idóneo para llevar estas propuestas a nuevos oídos”- comenta José Miguel Salinas, con respecto al tema.

Prueba de ello es The Go! Team, banda inglesa consolidada en Brighton, cuyos integrantes decidieron subir a la Red numerosas canciones y EP’s a mitades de este año para que sus seguidores tuvieran la oportunidad de descargarlas sin costo alguno. De la misma forma incluyeron canciones listas para que los mismos pudieran realizar remixes a las mismas. Con ello la banda incita al público no sólo a consumir su música, sino a convertirse en productores musicales por un momento, estableciendo así una relación más personal entre ambos. El grupo cuenta con apenas dos discos y forma parte de una corriente de música independiente cuya popularidad es amplia dentro de un círculo un tanto cerrado. Sin embargo, la inclusión de los nuevos modelos de distribución en sus prácticas artísticas los ha llevado a que cada día más gente los conozca y pueda disfrutar de su trabajo.

En el ámbito nacional podemos encontrar al bajista mexicano Alonso Arreola, quien se dio a conocer décadas atrás por su trabajo con la agrupación de rock La Barranca y con quienes grabó varios álbumes con diferentes sellos (Opción Sónica, BMG, Universal, Fractal). El año pasado fue su turno de lanzar su material como solista, que lleva por título LaBa, y para ello decidió regalarlo a la gente que pudiera interesarle, a través de la asistencia a diversos conciertos que promovieran la música independiente o de la donación a organismos como Gente por la Defensa Animal, con el fin de evitar presiones financieras. Esto le permitió experimentar una mayor libertad en su realización, además de poder establecer un contacto directo con el escucha.

Algunas pequeñas disqueras mexicanas se están uniendo a lo que ocurre en el mundo y se están adaptando. Éstas han optado por seguir los pasos de la banda inglesa y regalar sus creaciones, desde sencillos hasta discos completos. Tal es el caso de Mun Records quien hace algunos meses ofreció en línea un compilado con canciones de los grupos que la integran de manera gratuita. De la misma forma, grupos que están en espera de sacar disco, como Hello Sea Horse, grupo formado en el 2005 en la Ciudad de México, revelan sus sencillos a través de los medios electrónicos y los conceden a la audiencia como un vistazo a lo que está por venir.

 

Colocando los cimientos

El 15 de enero del presente año, Apple anunció que su iTunes Store ha vendido más de cuatro billones de canciones en el mundo. Para junio la cifra rebasaba los 5 billones. El servicio fue lanzado en el 2003 como parte del reproductor de música iTunes 4, a través del cual se podían descargar canciones para un número limitado de computadoras e ilimitado de iPods, a menos de un dólar. En la actualidad, Apple hace más dinero dentro de la industria musical que ninguna otra compañía al operar en 21 países. iTunes Store ha  representado un método de distribución online y una alternativa para el escucha y los músicos que reciben regalías por sus canciones. De esta forma constituye un modelo de negocios a través de la Web. Éste responde a una cultura en la que al escucha sólo le interesa tener en su haber algunas canciones de sus artistas predilectos y no el álbum entero. Es así como el disco pierde valor y la canción adquiere poder.

El mercado de la música digital en México comienza a sentar sus cimientos. La popularidad del iPod y otros reproductores de MP3 ha contribuido a la descarga de canciones por Internet. De acuerdo a datos de la AMPROFON, en nuestro país existen sólo dos sitios dedicados a la venta de música y iTunes no es uno de ellos, por lo que la práctica más común es la descarga de música ilegalmente. Es por ello que cada vez más artistas optan por regalar sus canciones a los escuchas para contribuir a una cultura de la legalidad y valoración de su trabajo musical.

A pesar de ello, en el pasado año se registraron alrededor de 21 millones de descargas legítimas con un crecimiento de aproximadamente 277% respecto al 2006 (AMPROFON). Es evidente que existe un gran crecimiento del comercio de música por Internet, no obstante hay un camino bastante largo que recorrer. Esto es debido a que existe también un crecimiento de las descargas a través del Peer to Peer (P2P) y una desconfianza de los sistemas de pago online con tarjeta de crédito.

          Las nuevas tecnologías han abierto las ventanas a una serie de posibilidades de creación, producción y distribución musical. Los escuchas se han dado cuenta que tienen el poder y que el Internet es su aliado. Tan es así que los artistas se ven en la necesidad de distribuir su música a través de este medio y hacer a un lado aquellos medios tradicionales como la televisión, la radio o la publicidad, para hacer rentable su música. El espacio de intercambio de ha subido a la Red. La gente ya no considera valioso el CD, ya que se ha dado cuenta de que puede consumir la música desde otros medios y producir sus propias listas de reproducción a su antojo sin la necesidad de transportarse a una tienda para adquirir el material discográfico de sus artistas favoritos.

 

Lejos están los tiempos en los que la industria discográfica era hegemónica. Pensaron que sólo a través de ella y a través de los soportes físicos, los artistas podían realizar la distribución exitosa de sus álbumes. El poder sobre sus propias producciones ha regresado a ellos. Hoy en día los músicos están decidiendo cambiar de aires para apostarle a una transformación en las relaciones con sus seguidores y que éstas se edifiquen como el pilar de los procesos en la escena musical. Cuidado pintura fresca.

 

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